sábado, 11 de febrero de 2017

Microrelato 7

El insensato de la playa... se paseaba pateando lo que encontraba por la orilla. A veces eran simples conchenas, pero hubo una vez que pateó a una medusa varada y me levanté.
-¡Oye, tú!.-El insensato se volvió hacia mí, extrañado.-¿Quieres dejarla en paz?
El chico miró hacia abajo y sonrió, dándome la espalda. Me interpuse en su camino y le empujé.
-¿Quieres contestarme?
-Tía, déjame en paz...Ni que fueras de Green Peace.-Fue lo único que dijo.
Resoplé y lo dejé pasar, mirando mar adentro, preocupada.
Volví a mi toalla, muy cabreada. Con razón mi padre no quería que subira a la superficie, los humanos eran horribles. Pude oír como la estrella de mar agonizaba cuando ese insensato la desmenbró, como una familia de caracoles de mar fue aplastada...No pude aguantarlo más, me levanté y me metí en el agua.
Mientras nadaba, un caballito de mar me advirtió de que ese chico estaba en el agua y sonreí. Le iba a dar su merecido.
Buceé hasta él y le cojí de la pierna. Mi intención era ahogarle, pero se zafó de mi agarre y lo único que se me ocurrió fue cojerle de la cabeza y ahogarle hasta que dejarse de moverse. Me sorprendió ver el agua de un color carmesí, así que le saqué del agua... De tanta fuerza, le había arrancado la cabeza, ahora enredada en mis manos.