En la cama estaba dormida...La luz de la Luna iluminaba parte de la habitación. Su cara se morstraba en paz, tranquila y serena. Un mechón de pelo se resbaló por su nariz, haciendo que moviera ésta de forma muy tierna.
Ni volvió a moverse en un tiempo, hasta que, de repente, se volvió dándole la espalda a la ventana.
Sonreí y aproveché para abrir la ventana con cuidado, entrando en la habitación. El suelo crujió levemente por mi peso, y me quedé inmóvil, temiendo que se despertara.
Esperé unos segundos, y al ver que no de moví, suspiré de alivio y me acerqué a su cama.
La observé detenidamente, tenía frío, se le veía como estaba encogida bajo las mantas y abrazaba la almohada.
La habitación estaba en silencio, sólo se escuchaba levemente su respiración.
Rodeé la cama, para poder agacharme y quedar cara a cara con ella. Estaba sonriendo, por lo cual estaba teniendo un buen sueño.
La observé unos segundos más y sonreí, satisfecha; poninedo mi carta de despedida en su mesita de noche.
Sé que no era la mejor despedida, pero era la menos dolorosa para ella
Me despedí, dándols un tibio beso en la frente y me dirigí a la ventana de nuevo, para salir al jardín y cerrarla.
Cogí la maleta y miré por última vez por la ventana.
La iba a echar demasiado de menos.
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