jueves, 10 de noviembre de 2016

Micro Relato 3

Y entonces vi esa luz...Esa luz que me reconfortaba de una manera indescriptible. Hacía que tuviera una sensación de un cosquilleo muy agradable.
Alcé la cabeza, tapando mis ojos con las manos a modo de visera para poder ver más allá de la luz, encontrándome con un cielo despejado, de un azul brillante.
Volví a bajar la vista, sorprendiéndome al ver que estaba en una piscina municipal. No había nadie, y me pregunté por qué la luz me había traído hasta aquí. Mientras debatía  en mi cabeza, una voz hizo que mirara al trampolín más alto.
Mi amigo Roc estaba sentado en el borde del trampolín, sonriéndome. Yo le devolví la sonrisa y le pregunté:
"¿Estoy soñando?"
Sin mediar palabra, Roc se levantó y dijo:  "Báñate conmigo, deja las preguntas para después" 
Tras esto, se tiró a la piscina de cabeza.
Yo sonreí y me metí en el agua, esperando a que llegara a mi lado. Cuando llegó, le revolví el pelo cariñosamente y él se quejó, riéndose: "Estás donde siempre estoy yo, éste es mi lugar eterno".
Yo lo miré sin entender nada y me limité a nadar junto a él.
"Roc", le llamé y él se volvió. Quiso decirme algo, pero un sonido agudo ahogó su voz . Miré hacia arriba, encontrándome con la misma luz de antes. Se escuchaban pequeños murmullos, que se hacían más audibles cuanto más se acercaba la luz.
"Tienes que irte ya, estás despertándote", sonrió Roc, antes de que aquella luz me cegara de nuevo.
El sonido del desfribilador hizo que me pitaran los oídos, abriendo los ojos y encontrándome con mi doctor. Él me sonreía y yo también le sonreí.
"Gracias a Dios estás de vuelta"

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